Kathleen Fournier es una adolescente de 16 años que lleva una vida normal, con lo que estaba más que conforme.
Sin embargo, un día comienza a ver a un extraño chico de ojos ambarinos, a quien nadie más podía ver aparte de ella. Su peor error fue seguirlo; terminando en las profundidades del bosque.
Cuando por fin lo encuentra, se ve arrastrada a un mundo en donde la esperan dos cosas: ganar, o morir.

sábado, 19 de abril de 2014

Capítulo 6: Gemelos e inquilinos.

Luego de un instante de luz blanca y azul zafiro cegadora, nos encontramos en… no se veía nada.
Oscuridad absoluta.
Silencio absoluto. Lo único de lo que se podía dar cuenta allí era nuestra respiración.
Pronto una pequeña luz se iluminó, dejando nuestras caras iluminadas por una tenue luz. Daniel y Lilly parecían algo confundidos.

—¿Dónde estamos?—preguntó Daniel. Nuestras voces resonaban en aquel lugar.
—Es un pasadizo por debajo de la tierra—sonrió Fredrik—, hay que atravesarlo para…
—Para subir a unas escaleras de piedra y encontrarnos con las murallas del reino—completé inconscientemente en voz baja.
—Precisamente—dijo Fredrik.
—¿Y cómo se supone que veamos el camino si esta luz no alumbra absolutamente nada?—preguntó Lilly.
—Bueno…—dijo Fredrik— los vampiros pueden ver en la oscuridad, pero los humanos no. Por eso he encendido la pequeña lámpara de mano.
–¿Y se supone que veremos algo con esto?

El misterioso vampiro se encogió de hombros, algo cohibido.

—La lámpara no os servirá mucho, pero lo que más cuenta es seguirme, así no os golpearéis con las paredes.
—Vale… sigamos camino, pues—completé más animadamente.

En ese instante, Lilly soltó un chillido.


—¡UNA ARAÑA!
—¿DÓNDE?



Fue un pasadizo larguísimo, oscuro, silencioso… En el que cada dos por tres, gracias a mi torpeza, me golpeaba con alguna que otra pared. Allí había algunas arañas—y varias telarañas— y bastante polvo, el que nos hacía toser a cada rato.
Pero finalmente valió la pena cuando salimos de aquel pasadizo, encontrándonos de nuevo con la brillante luz del sol del casi atardecer. Allí, un poco más de siete metros, se encontraban las murallas de piedra del reino. Yo, Lilly y Daniel entramos sin problema, pero Fredrik se quedó allí, fuera, al lado de un arbusto enorme. Noté que algunas pequeñas marcas de quemaduras se encontraban en su casi-perfecta tez, que cada vez se le hacían algunos puntitos de quemaduras por la luz del sol…

—Fredrik, ¿por qué no vienes?—pregunté alzando una ceja.
—Si entro, me mandarán a la orca, ya que soy un vampiro. Y no puedo estar mucho tiempo más bajo la luz del sol.
—Entonces… ¿cómo se supone que llegaremos a la casa?
—Tú la encontraras.—dijo casi solemnemente— Eres la Elegida, y tú sabrás cuál es tu verdadero lugar.
—¿Qué? Pero… pero… ¡OYE, ESPERA!

Y luego de esto, se adentró entre los arbustos hacia el extraño bosque, y se marchó. Así sin más. Corrí y saqué la cabeza por el lío de plantas y arbustos, pero ya no había nadie. Mascullé por lo bajo una maldición hacia Fredrik.

—Se le ha olvidado el hecho de que Kathleen tiene un horrible y pésimo sentido de la orientación.—dijo Daniel por lo bajo.

Me volví hacia él, con cara de pocos amigos, y le golpeé la cabeza con una rama.

—¡Oye!
—No seas nena. Sigamos.

Lilly y Daniel, me siguieron—inseguros como ancianos—.

Entramos al reino, y era todo simplemente… extraño, y a la vez… como si estuviésemos en uno de esos reinos de las historias antiguas.
El lugar estaba repleto de humanos, algunos vendiendo cosas, como medicinas, comida, flores… y también había algunos comprando, también había algún que otro elfo o elfa, con unos ojos que se notaban a distancia, muy parecidos a los míos, y otros eran azul eléctrico, e incluso algunos eran ámbares y otros rojo-anaranjado. También había unas criaturas extrañas, peludas y de orejas larguísimas, blancas y azules, de nariz azul, con unas colas que terminaban de una forma parecida a la llama del fuego, también había otras criaturas extrañas.
 Pero antes de que demos otro paso, una estaca se plantó cerca de mi cuello.

—¿Quién eres… y de dónde vienes?—me preguntó un… ¿guardia?
—Soy K-Kathleen Fournier.

El hombre me miró con fijeza, en una guerra de miradas amenazantes.

—¿Fournier? ¿TÚ?—rió descaradamente.
—¡Pues es mi apellido! ¿¡Qué esperaba!?—me molesté.

El hombre me acercó la afilada estaca un poco más al cuello, serio de nuevo. Algunas de las personas voltearon a vernos con los ojos abiertos como platos, otros siguieron con lo suyo.

—Así no es como se le habla a un guardia. Niña descarada.—entrecerró los ojos— ¿Crees que me creeré eso de que eres ella? ¿Te crees importante?
—¿Y usted se cree importante por estar apuntándome con una estaca?—contraataqué.

En sus ojos apareció un extraño brillo de malicia.

—¡Estúpida niña! Si sigues así, te enviaremos a una celda. A ti y a tus acompañantes. Di quién eres.
—Mi nombre es Kathleen Fournier, ¡y estoy buscando una maldita casa!—grité.

En ese instante, apareció un animal por detrás del guardia, seguido de una persona con una capa gris oscuro, no se le podía ver ni un rasgo de su cara, simplemente estaba cubierta por la capa.
El animal, era la criatura más extraña que había visto hasta ahora. Era una especie de tigre blanco de Bengala, una cría. Pero en su cara no tenía el diseño de rayas común en los tigres, si no que era un diseño distinto…  un diseño más raro que el de un tigre blanco común. Tenía una oreja negra y la otra blanca, y ojos muy celestes y resaltadores. También tenía unos colmillos afilados largos que sobresalían  mucho de la boca y unas garras que parecían poder desgarrar cualquier cosa con ellas. Era una pequeña fierecilla.

Lo único que pude distinguir en la persona, era un medallón extraño. Tenía una especie de tigre con pinta de dragón, y una cola alargada y hacia arriba, enroscándose un poco.

—Dejadlos ir.—dijo la persona de la capa gris. Era una voz masculina, una voz fría, pero era un joven.
—¿Y quién te crees tú para mandarme or-…?—dijo el guardia dándose la vuelta.
—Ahora.

En cuanto el guardia vio su medallón, retiró la estaca de mi cuello rápidamente, y soltó a Daniel y a Lilly.

—Cla-claro.—el guardia de pronto parecía nervioso y apenado.
—Haga bien su trabajo. Gracias.—y luego de esto, se dio la vuelta, y se frenó inmediatamente, lanzándole una muy pequeña bolsa con monedas doradas, que el guardia atrapó con las dos manos.— ¿Vais a seguirme o os quedaréis allí parados?

Yo, Daniel y Lilly avanzamos inmediatamente hacia la persona de la capa. Ésta avanzó con nosotros sin inmutarse.

—Gracias—dije en un suspiro.
—Por lo que veo, estás buscando una casa.—dijo luego de un largo silencio.
—Sí—respondí—, una casa… aunque no sé cómo es para describirla… solo sé que debemos ir allí.
—Me imagino. Estás buscando esa casa.
—Supongo…—murmuré.
—¿Y cómo es que…? Muéstrame la palma de tu mano. Esa no, la izquierda.

Hice lo que me pedía, le mostré la palma de mi mano en la que tengo la estrella de las seis puntas. El chico la acercó para ver mejor, y luego me miró, no podía ver su cara, pero me pareció que estaba frunciendo el ceño.

—Eres… no eres una ente, pero sin embargo tienes esos ojos. Y tienes la estrella de las seis puntas en la mano… Eres…
>>Eres… Una Elegida.

Me miró directamente a los ojos. Y pude ver el color de los suyos; un par de ojos turquesa aguamarina, tan hermosos que hipnotizan.
Y entonces se quitó la capucha de la capa. Era un elfo joven, de unos 15 o 16 años calculo, de cabello blanco como la nieve, corto, orejas largas y puntiagudas  y un mechón de pelo algo largo le colgaba al costado derecho de la cara.

—Y por eso estás aquí.
—Eso es lo que tengo entendido…
—Me llamo Aidan.—hizo una pequeña inclinación de cabeza.
—E-encantada. —¿Aidan?— Soy Kathleen, Kathleen Fournier, y ellos son Lilly Campbell y Daniel Smith.
—Encantado—dijo dirigiéndose a Lilly y a Daniel—, ¿Campbell? ¿Smith? Qué apellidos más… extraños. Nunca los había oído.
—Bueno, debe ser porque no somos de aquí, mientras que Kath si…—dijo Lilly.
—Puede que sea eso.—sonrió Aidan.

La pequeña fierecilla que acompañaba a Aidan, bufó.

—¿Qué es? Parece un pequeño tigre.—dije sonriendo.

Aidan rió.

—No, no es un tigre. Es un Hássinus, aún no le he puesto un nombre… Lo encontré hace dos noches, abandonado en un bosque que fue habitado hace una semana por un campamento elfos y elfas, pero ya se fueron. Al parecer fue criado por los elfos, pero se olvidaron de él. Algo extraño viniendo de ellos, ya que son amantes de la naturaleza.

El pequeño tigre-fierecilla bajó las orejas.

—Oh, seguro que le encontraremos un bonito nombre, ¿verdad?—dije mirando a la criatura.
—Seguro—sonrió—, pero son unas criaturas muy cabezonas, va a ser difícil conseguir uno que le guste.

La fierecilla le dio un cabezazo en la pierna a Aidan, y este casi se cae. Era pequeño, pero sin duda fuerte. Luego se puso en posición de caza y se abalanzó sobre un ave bastante grande. La agarró hábilmente con la boca y siguió caminando con nosotros, aún con el ave en la boca, muy orgulloso por su hazaña.  A medida que avanzábamos, se veía un reguero de gotitas de sangre por el suelo.
Seguimos un pequeño tramo, contándonos entre los cuatro diferentes cosas de nuestros mundos. Me enteré de algunas cosas, nada importantes, y otras ya me las había explicado Fredrik.

—Oh, allí está .—dijo Aidan.
—¡Oh, genial!—dijo Lilly—, no sé vosotros, pero yo me adelanto. No soporto estar de pie ni un minuto más.
—Yo también voy—dijo Daniel— ¿Vienes, Kath?
—Si, si, ¡los alcanzo!—les grité de lejos.
—Bueno, será mejor que te adelantes ya si no quieres perderlos de vista.

Y luego de esto, me puse en marcha hacia la casa. Corrí lo que quedaba del tramo, intentando alcanzar a Lilly y a Daniel, y por fin llegamos a la puerta, pero un guardia que estaba parado cerca de la casa—el otro estaba durmiendo vagamente— nos detuvo.

—¿Quiénes sois?
—Soy Kathleen Fournier, y ellos son Lillianne Campbell y Daniel Smith.
—¿Fournier? Muéstrame tu mano. —hice lo que me pedía—…Podéis pasar…—dijo dudando un poco.

Y nos abrió paso. Tocamos la puerta de la casa, que parecía ya tener sus años. Una puerta grande de madera, y la casa era de piedra color blanco-grisáceo. Era bastante grande.
La puerta se abrió inmediatamente, dejando ver a… Oh Dios. Eran las dos chicas que había visto cuando aparecí fuera del bosque.

—¿¡Vosotros sois los nuevos!?—dijo entusiasmada la chica rubia.
—Kathleen Fournier, ¿eres tú?—le preguntó la castaña a Lilly.
—N-No, yo soy Lilly, ella es Kathleen.—le dijo señalándome.
—Oh, lo siento, ¡pues pasen!—dijo. Pasamos adentro. La casa era bonita, aparecimos en un centro de salón, con una gran alfombra bordó, allí había dos estanterías y una maceta con una planta, era, por dentro, de madera, y las paredes que rodeaban la casa eran de piedra, mientras que de adentro eran de madera.
—Tu cara me suena…—me dijo la chica castaña— ¡Oye, Elisea! ¿No es esta la chica que encontramos el otro día?

Shit.

—¿Cómo?—me miró— ¡Oh, es verdad! ¡Eres tú! Ya me parecía extraño. Lo lamento mucho si te hemos asustado.—dijo algo apenada.
—No, no es nada, esto… lamento haberte quitado tu daga…
—No. Quiero que te la quedes—me dijo la chica rubia, Elisea, sonriéndome—. Te la regalo, tienes mucha agilidad, hasta ahora nadie había logrado arrebatarme un arma, o tomarme por sorpresa.
—¡Oh!—exclame sorprendida— Pues… ¡muchas gracias!
—No es nada. Por cierto, yo me llamo Elisea, Elisea Winwood, y ella es Allison Western.
—Encantada. Ella es Lilly y el es Daniel.
—Oh, extranjeros. ¡Es un placer! Venid; ya hemos preparado vuestras habitaciones. Luego conoceréis a el resto de las personas de esta casa, os aviso que a veces no son muy agradables…—esto último, lo dijo en un susurro.

Elisea y Allison me cogieron de las manos y comenzaron a arrastrarme por las escaleras, con un notable brillo de emoción en los ojos. Ahora, pude notar que a Elisea se le tornaron del celeste verdoso al color… ¿verde? ¡Parecía arte de magia! ¿Es que acaso ella también es una ente? La miré extrañada.

—Sus ojos cambian de color depende las emociones.—me dijo Allison, adivinando lo que pensaba, ella también parecía emocionada por tener nuevos miembros en la casa, casi tanto como Elisea.
—¿Y el verde qué significa?
—¡Significa que está contenta!

Elisea y Allison me condujeron a un pasillo de madera, algo largo, y luego terminamos frente a una puerta de madera oscura. Era bonita, la abrieron, y me encontré en una habitación ni mediana ni pequeña. Tenía una medida justa si se trata de dos personas.

Tenía dos camas, con sábanas de tela raso común color verde esmeralda claro, muy claro, casi blanco. Tenían dos cojines blancos y verdes, una vela arriba de las mesillas de luz y una cómoda blanca, algo vieja. A decir verdad, era bastante acogedora. También había una gran ventana al lado de una cama.

—¡Espero que os guste! Si queréis podéis agregarle lo que quieran…—dijo Elisea.
—No, no—dije—, está más que bien así. La habitación es muy bonita.
—Me alegro que os guste—dijo Allison— esta es tu habitación y la de… la niña de los ojos celestes, ¿Leila?
—Lilly—corregí.
—Oh, lo siento. Bueno, os dejo. Iremos a mostrarle su habitación a vuestro amigo.
—¡Vamos! Tu habitación está a tres puertas a la derecha, doblando la esquina del pasillo, Denys—le dijo Elisea a Daniel.
—¡Daniel!—le corrigió.
—¡Lo siento!—dijo Elisea, un poco apenada.

Luego, se fueron, cerrando la puerta. Yo dejé mi valija arriba de una de las camas y comencé a abrirla.

—Quédate con la del lado de la ventana, a mi me da vértigo.—me dijo Lilly riendo.
—¡Vale!

Empecé a sacar la ropa de la valija, y luego abrí la cómoda y me puse a guardar la poca ropa que traje allí dentro. Eran una camisa roja a cuadros negros, una blusa de tirantes blanca y otra igual gris, dos vaqueros, una remera verde oscuro musculosa, otra igual en negro, una chaqueta de jean y unas zapatillas comunes.
Lilly parecía contenta de haber llegado a la casa, abrió su valija y comenzó a sacar una pila de ropa, no era demasiada, pero más que la mía, seguro.

—Eh, Kath. ¿No te da curiosidad preguntarle a alguien sobre tus ojos? ¡Aquí muchas personas tienen ojos parecidos a los tuyos!
—Si, es verdad—sonreí— ¡Veré de acordarme!
—¿Y qué pasará con Fredrik?
—La verdad es que no sé… Pero seguro que lo volveremos a ver, de eso estoy segura.

Saqué lo último que me quedaba, que era un cepillo que había guardado en la valija. Justo en ese momento mi mano se topó con ese libro, y al parecer puse cara sospechosa cuando lo escondí bien al fondo de nuevo, porque Lilly se dio la vuelta y me dijo:

—¿Pasó algo? ¿Qué hay ahí?
—¿Eh? No, no… nada, me lastimé con un pequeño alfiler, nada grave.

Y era cierto, me lastimé con un alfiler y me empezó a sangrar un poco el dedo. Soplé un poco en la pequeña herida. En ese momento alguien tocó la puerta desde afuera.

—¿Kathleen, Lilly? ¡Venid!—abrió la puerta y nos encontramos con Elisea— ¿Ya habéis guardado vuestras cosas? Quiero mostraros la casa entera.
—Ya hemos terminado —dijo Lilly— ¿Hay más personas?
—¡Claro! Aunque no tengo idea de adónde se fue el idiota de Demian… Pero seguro que nos toparemos con Jacob o Allison… ¡O con alguna otra persona!

Seguimos a Elisea, y nos mostró cual habitación era de quién, los baños, la cocina que era algo grande, pero no mucho, y finalmente, llegamos a un especie de patio, no era con pasto, si no con suelo de tierra plana y una pared al final con unos blancos.

—Y, aquí, es donde entrenamos y nos preparamos.


La pared de piedra con una puerta que te adentraba a la casa de nuevo, estaba a un costado de la casa y allí había colgado al lado de la pared del fondo de madera, unos cuántos carcaj con flechas y arcos. También había dagas, espadas y estacas afiladas, y unas armaduras y cinturones para armas también se encontraban por allí. Había unos bancos para sentarse a los costados y unas colchonetas duras en el suelo.

—Entonces, ¿quién me entrenará?—pregunté.
—¡Depende! Principalmente, yo y Jacob.
—¿Quién es Jacob?

Elisea no pudo contener la risa.

—¡Jacob es la persona más aguafiestas de la casa!
—Vaya, muchas gracias por el cumplido—gruñó una voz detrás de nosotros.

Las tres nos dimos la vuelta sobresaltadas. Un muchacho, con pinta de 18 años estaba parado en la entrada del centro de entrenamiento. Tenía el cabello color chocolate y un par de ojos verdes grisáceo, llevaba una camiseta negra y vaqueros comunes.

—Hablando del rey de Roma…—dijo Elisea en voz baja— ¿Veis lo que os digo?—susurró.
—¿Se puede saber quiénes son, Elisea? ¿Y qué hacéis aquí?
—¿Adivina qué, cascarrabias? ¡Quien estábamos esperando hace mucho tiempo! Ella es Kathleen Fournier y su amiga Lilly.

El tal Jacob me repasó con la mirada. No parecía contento.

—¿Eres tú la Elegida?
—Eh, ¿si?—respondí.

Jacob se dio la vuelta.

—¿Es acaso una broma?—le dijo a Elisea— No tiene compostura, se ve débil y no está para nada en forma. Costará poder ponerla a nuestra altura. Claro, si es verdad que es la Elegida.—gruñó.
—¡Oye!—le dije— ¡No soy para nada débil! ¡Tal vez no tenga tanta fuerza como vosotros, pero tengo buena puntería!
—¡No creo que sea débil! Para mí es muy hábil. Un par de entrenamientos, ¡y voilá!—dijo Elisea.
—¿Tienes fuerza? ¿Sabes cómo utilizar una espada? ¿Y una daga?—me dijo Jacob dirigiéndose a mi.
—Si, tengo fuerza—mentí—, jamás he utilizado una espada y creo que sé usar una daga.

En sus ojos apareció un pequeño brillo.

—¿De verdad? Ponte aquí—me señaló un lugar enfrente suyo—. Ahora intenta lanzarme al suelo.
—Vale—dije firme, aunque no estaba segura.

Intenté con todas mis fuerzas derribarlo, pero no pude, él se resistía muy bien, a pesar de no tener demasiada fuerza. Luego de unos cuántos intentos de derribarlo, me cogió del brazo y me tiró al suelo en la colchoneta, donde me dejó bien clavadita.

Sentía que todos los huesos se me estaban destartalando, pero en realidad solo era un pequeño dolor sordo. Para colmo Jacob tuvo el descaro de comenzar a reír.
Elisea me ayudó a levantarme de un pequeño tirón en el brazo. Madre mía, ¿allí todos tienen fuerza o qué?

—¿Estás bien?  ¿te ha hecho daño? Así no es como se trata a los recién llegados, Jacob— le dirigió una mirada de reproche.
—No, no, me encuentro perfectamente.
—A mí no tienes que reprocharme nada, Elisea. Solo era... una prueba.

Entre tanto, pude ver que Lilly ya no estaba en escena. Seguramente se fue a buscar a Daniel o a recorrer la casa.

—Espérame un momento, vuelvo enseguida—dijo Elisea, y se fue dentro de la casa corriendo.

Permanecimos en silencio. Jacob parecía algo confundido ahora.

—¿Estás bien?—me preguntó en un tono molesto, sin mirarme a la cara, sino mirando para el otro lado.
—Si, estoy bien—respondí confundida.

El joven parecía algo avergonzado. Pero trataba de ocultar el mínimo sonrojo que se presentaba en sus mejillas. Y luego, se fue, dándome la espalda.
Me senté en uno de aquellos bancos que había para descansar, esperando a Elisea. Pero como tardaba mucho, decidí darme otra vuelta por el lugar. Pude notar que un poco adentrado al bosque había un lugar con rejas y un portón. Me dispuse a ir hacia allí pasando por el lugar libre del pequeño patio de entrenamiento, pero cuando intenté pasar, me choqué con la nada misma.

<<¿Y Esto…? ¿Pero qué… es?>>—pensé. Palpé la nada con mis manos, y pude notar que se trataba de un… campo de fuerza invisible. ¿Cómo podría pasar?

—¡Oh, ya sé!—se me ocurrió. ¿Podría pasar con la ayuda de mi colgante mágico? Lo aferré con las dos manos, y me dispuse a salir.

Pero no. Me volví a chocar con la nada misma. <<Oh, ¡vamos!>> vi un pequeño destello que salió de la llama de fuego azul que habita dentro de mi colgante, y pude ver, con la boca abierta, cómo el campo de fuerza se iba abriendo dejándome paso. Sonreí para mí, y sin pensarlo dos veces salí del lugar, corriendo hacia aquél lugar alejado.



El muchacho del cabello color chocolate y los ojos verdes iba caminando por los pasillos de la casa, cuando se topó con alguien desconocido para él. Un muchacho de ojos grises y cabello castaño claro iba silbando, recorriendo el lugar.

—Oh, ¡hola! Pensé que no había nadie por aquí.
—¿Quién eres?—dijo sacando la daga de su cinturón.
—¡Hey, hey, hey! ¡Cuidado con eso, que yo soy de aquí! ¡Soy Daniel!
—¿A qué te refieres?
—Qué vine con Kathleen y Lilly.
—¿Eh? ¿Pero qué…?
—¿Podrías dejar de hacer preguntas?

El chico bufó.

—Espero que no haya más personas nuevas. Si me encuentro con alguna gentuza más, lo mataré.–y dicho esto, se alejó. 

<<Uf, pero qué tipo más desagradable. Pero creo que será entretenido molestar a un cascarrabias.>>



Finalmente llegué allí, y abrí el portón que tan pesado era. Lo primero que vi allí fue… criaturas, pequeñas y medianas, que estaban durmiendo plácidamente. Eran unas cinco o seis. Vi a un elfo, peliblanco, ojos turquesa aguamarina… era, sin duda alguna, Aidan.

—Oh, buenos días. ¿Puedo ayudarte en algo?—me dijo. Me sentí confundida.
—¿Aidan?

El elfo alzó las cejas, sonriendo. En ese instante aparece otro elfo. Igualito a él. ¡Madre mía, ge-gemelos!

—Eh, ¡hola Kathleen! ¿Estás recorriendo la casa?
—Esto… si… Pero, esperad, ¿Eres tú Aidan?

El que se suponía que es Aidan, rió.

—Tuviste que haber visto tu cara. ¡Si, soy yo! Y él es mi gemelo, Kero.
—¡Encantado!—me dijo Kero.
—Encantada, Kero—sonreí— Yo soy Kathleen Fournier.
—¡Oh!—dijo— Eres tú. Aidan me había contado que justo hoy llegó la Elegida. Es un placer recibirte en Desideria.
—Eh… gracias—dije intentando esconder el pequeño rubor. Nunca me habían tratado así.
—Y dime, ¿has venido a escoger un compañero?

¿Qué? ¿Un compañero? ¿Se referirá a los animales?

—¿Un compañero?
—¡Claro! ¡Si lo que quieres es luchar, necesitas un buen compañero!—dijo Aidan.
—Oh, pues… ¿Y el pequeño tigre?—pregunté mirando hacia todos lados.
—¿El tigre?—me miró interrogante— ¡Ah, claro, te refieres al Hássinus, está por aquí!—chifló y fugazmente apareció, envuelto en llamas azules, el pequeño tigre de los colmillos grandes y largos, ojos azules y una oreja de cada color, con el diseño de rayas extraño. Cuando frenó la carrera, las pequeñas llamas desaparecieron, pero el traje de Kero quedó con algunas llamas.

Kero se dio cuenta y comenzó a soplar su traje. En ese momento llegaron Elisea y Allison corriendo a toda prisa. Al verme, suspiraron aliviadas.

—¡Aquí estás!—dijo Allison— Nos habíamos preocupado. ¡Pensamos que te habías perdido fuera!
—¡Elisea, Allison! No, claro que no… solo salí a recorrer este lugar, lo siento si os he asustado.
—Veo que has llegado pronto aquí. ¿Vas a escoger a un compañero?—dijo Elisea.
—¿Tengo que escoger a un compañero?—miré hacia todas las criaturas que se encontraban en el lugar, de hecho no había ninguna que me ‘simpatizara’ del todo.
—Si, escoge bien, porque te seguirá por el resto de tu vida.—dijo Aidan.

Pero había una sola criatura que pudo captar mi atención desde el principio.

—Pues… creo que elegiré a… al tigre Hássinus.
—¿De verdad?—dijo Kero— ¿Estás segura? ¡Es una cría, no te servirá en la batalla!
—¡Tú cállate, Kero! ¡Si lo eligió es por una razón!—dijo Aidan, y le arrojó una piedra en la cabeza.
—¡Oye! ¡Ven aquí engendro del demonio!—le respondió Kero, y comenzó a perseguirlo.
—Madre mía, que estos dos no paran de pelear…—dijo Allison, llevándose una palma a la frente.
—¿Pelean muy seguido?—pregunté, mirando cómo los gemelos se corrían alrededor de Elisea, que se quedaba quieta de brazos cruzados y los ojos cerrados, probablemente contando hasta diez para no asesinarlos.
—¡Uf, estate aquí unos tres días y verás cuántas peleas inician!

Elisea parecía estar perdiendo la paciencia, mientras esos dos no paraban de gritarse y perseguirse.

—Oíd vosotros dos. Sino os comportáis de una maldita vez me obligaréis a encerraros en una jaula para mounstruos.—dijo Elisea con un tono inigualable, que causaba escalofríos, amenazando a los gemelos con una daga. Inclusive algunas criaturas se asustaron.
—¡S-si señorita Elisea!—dijeron los gemelos, aterrados.



—¡Muy bien, espero que os guste la cena!—dijo Allison— Aunque no soy muy buena cocinera que digamos…
—¿Qué es esto…?—dije mirando la sopa color verde que nos trajo. Incluso Lilly, Daniel, Elisea y Jacob miraban la sopa con cara un poco asqueada.
—Se me fue el apetito.—dijo Jacob, algo seco.
—Creo que a mí también—dijo Daniel.
—Y a mí—completaron Elisea y Lilly.
—¡Pero vamos, no sean tan groseros!—dije.
—Creo que tienes razón.—dijo Daniel— No puede estar tan mal.—y luego de esto, probó la sopa de Allison. A su rostro le faltaba poco para quedar verde.

Todos miraban a Daniel a la espectativa. Daniel parecía asqueado, y luego escupió la sopa…
…En la cara de Jacob. Éste último casi se pone rojo de rabia.

—¡Tú, idiota!—dijo, y lo comenzó a perseguir.

Todos mirábamos la escena con los ojos abiertos como platos.

—¡Bueno, creo que ya es hora de irme a dormir, tengo sueño!—dije apresuradamente— ¡Buenas noches a todos!
—Buenas noches, Kathleen—dijeron Elisea y Allison— ¡Eh, vosotros dos! ¡Calmaos de una vez!

Salí de la mesa y me dirigí hacia las escaleras, subiendo a trompicones hasta mi habitación.




En la cama pude reflexionar acerca de todo el día… Sobre haber conocido a ese tal Jacob, un tipo cascarrabias, que seguramente es amable en el fondo, sobre Aidan, sobre Kero, sobre todo… Pero lo que más me interesaba saber era qué pasó con Fredrik… ¿Qué le habrá pasado? ¿Lo encontró alguien, no lo encontraron y pudo volver a su hogar? ¿Lo volveremos a ver?

Escuché unos ronquidos. Era Lilly.

—¡Lilly, no ronques!—dije, y le lancé un pequeño almohadón. Ésta solo se dio la vuelta.


Suspiré, y me senté en la cama de piernas cruzadas, mirando por la ventana. ¿Qué será de ese vampiro con tantos misterios? Pero lo más importante, ¿qué me depara el futuro?

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¡Aloha! Primero que todo me disculpo por tardar tanto. No escribía por exámenes y por no tener ganas x'D Este capítulo es bien largo, el más largo que he hecho hasta ahora, creo ^^ (otra de las razones por las que tardé o.o) no pude subirlo ayer porque lo terminé justo a las 2.30 de la mañana y bueno... sueño e.e

¡Espero que os haya gustado! ^^

4 comentarios:

  1. ¡Buenas!

    No, no me he puesto al día de repente. Sorry, no tengo tiempo. Solo me he pasado un momentito por aquí para dejarte una bonita sorpresita...

    http://elviajedemelissa-anac.blogspot.com.es/2014/04/3-premios-atrasados-mismas-nominaciones.html

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    1. AIIIIIIIISH, Gracias Anuchiss<3 ahora me paso a ver el premio :)

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  2. Ahhh!! pero ajajajja este capitulo ya me lo lei!! D: ajajajaj quiero mas ¬¬ *la mira con ganas de matarla* ajajajajja Bueno te comento, vamos por partes como dijo Jack ajajajajaj
    Creo que amo la pareja Fredick con Kath...
    Los gemelos.. aidiwhiehigie a ver adoro al primero que salio es tan fohifrifirhfjrj el otro mas imperativo... jajajaj nose no le odio pero prefiero al tranquilo...
    KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AMO A JACOB! OSEA AMO EL NOMBRE Y LE AMO A EL! no quiero que este con kath si no CONMIGO!! *se mete en un agujero negro y rapta a jacob* su caracter su ser su el orihygfiorhkghrhgfrir oh dios malditas hormonas ajjajajajaj Kero, ajajajaja me recuerda a sargento keroro ajajajjajajaja
    Mira mi telenovela de tu historia: Daniel esta por Kath, pero lily le gusta daniel y este no sabe a quien ama. Friedick claramente ama a Kath (LO ESPERO Y DESEO) y kath siente preocupacion por el..eso es algo!! PERO APARECE JACOB! que haran que kath se enamore de el y viciversa.... PERO AQUI APAREZCO YO! MUAHAHAHAH okno ajajajaja. Elisea... le pega mucho ese caracter ajjajaja enserio me lo esperaba asi!! encambio Allison la veia mas seria pero es timida verdad?? creo que es como yo ajajajaja bah adoro estos nuevos personajes *___* y cuando kaht coge al tigre es tan KAWAIIII!!! <33333 Bueno, besicos virtuales!! siguiente y rapido!!! *___*

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  3. ¡Sarache!<3 Discúlpadme por no subir, de verdad! D: Pero es que ando llendo al médico y las semanas van bien pesadas y dentro de poco entro en exámenes del 1er trimestre y tal... T-T Pero JURO que seguiré escribiendo, no te preocupes n_n

    ¿Con el tranquilo te refieres a Kero? JAJJAJAJAJAJAJAJA Más adelante en la historia perderá la tranquilidad xD
    No sabes lo contenta que me pone que te guste Jacob *^* es uno de mis personajes favoritos, aunque los adoro a todos ajajajjjajaajaj Sargento Keroro XD No lo conozco pero aún asi me causa gracia Ajajjajajajja

    *SPOILER*Solo te voy a poder decir que tienes razón en una parte de tu telenovela ê_ê

    Sip! Elisea suele enfadarse con facilidad especialmente con Jacob mientras que Allison normalmente es más calladita ^^

    ¡¡Este fin de semana volveré a escribir!! (lo que pueda D:) Gracias por comentar siempre! <333 ¡Besos!

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